Sunday, November 29, 2020

Patrimonio


Me golpea una brisa pesada, mientras un rayo de luz
expone el reluciente atardecer. No entendí
porqué alguien diría
"Es un día bonito". Siempre es un día bonito.

 

La cámara captura poesía;

historia en balcones con veraneras 

y casas coloniales de madera 

enraizadas al mar entre ladrillos y arena. 

 

El sonido de las olas que rompen sobre las paredes,
las paredes como un camino de cuento de hadas.

Vecinos asomados en sus ventanales 

conversan al ritmo que repica la pelota de fútbol

en el ladrillo.

 
Sus sombras en movimiento 

hacen siluetas en el azul.

Olor salado me aborda
al respirar hondo. A mi derecha
veo mujeres ancestrales de puntada en puntada
con sus molas llenas de cosmovisión.

 

Una cubierta vegetal 
deja que las flores de verano 

se enreden bajo ella y 

caigan encima de los visitantes.

 

Turistas lanzan fotos

sin sentarse a convivir, 

sin sentarse a entender.

 

Los oxidados y verdes barcos pesqueros 

se mantienen a flote.

Nuestro tejido social enlaza 

diferentes tonos de pigmentos
en los colores de mi mar.

 

Laura Díaz

 

 

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